The World Food Forum 2022: Healthy Diets. Healthy Planet.

Llamamiento a la acción del Secretario General en favor de una transformación acelerada de los sistemas alimentarios

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26 de julio de 2023

 

Lograr que los sistemas alimentarios favorezcan a las personas y al planeta

 

1. En septiembre de 2021, las Naciones Unidas reunieron a decenas de miles de personas desde el ámbito local al mundial en el marco de la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios. En julio de 2023, en Roma, volvemos a reunirnos en el Momento para hacer balance de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios dos años después de su celebración, convocado por el Secretario General de las Naciones Unidas y organizado por el Gobierno de Italia, para hacer balance de los compromisos existentes y acelerar la acción mundial hacia el hambre cero, la seguridad alimentaria y la nutrición (Objetivo de Desarrollo Sostenible [ODS] 2), como factores que contribuyen a la consecución de la Agenda 2030 y sus ODS.

2. Desde aquella ocasión, la pandemia de la enfermedad por coronavirus, la triple crisis planetaria y la guerra en Ucrania han tenido repercusiones dramáticas en unos sistemas alimentarios ya de por sí frágiles. Los precios de los alimentos han aumentado como consecuencia de la inflación. El margen fiscal se ha estrechado. Las cadenas de suministro se resquebrajan y a las poblaciones más pobres les quedan pocos recursos, o ninguno, para llegar a fin de mes, como consecuencia de las secuelas económicas derivadas de las crisis externas que han provocado la depreciación de sus monedas y el aumento de los costos de las importaciones y de la financiación.

3. Corren peligro las personas que ya padecen pobreza, inseguridad alimentaria o riesgo de malnutrición, especialmente las mujeres, las niñas y los Pueblos Indígenas, así como los agricultores que se están quedando atrás. Las perturbaciones también han acentuado las presiones sobre el medio ambiente y los recursos naturales, vitales para el bienestar de las generaciones futuras.

4. La capacidad de los gobiernos para responder a los efectos de las perturbaciones de los sistemas es limitada, en particular la de los gobiernos de los pequeños Estados insulares en desarrollo y de los países de ingresos bajos endeudados, que no pueden movilizar los recursos financieros que necesitan a causa de la depreciación de sus monedas y del aumento de los costos de las importaciones. Mes tras mes, aumenta el número de personas que no pueden hacer efectivo el derecho a la alimentación. La capacidad de aprendizaje de los niños se ve mermada. Ellos también se beneficiarían enormemente de la ampliación de los programas de comidas escolares, que pueden actuar como catalizadores de la transformación de los sistemas alimentarios y de la reforma de la estructura financiera internacional, que actualmente no se adecúa a su finalidad.

5. En consecuencia, el número de personas que padecen hambre e inseguridad alimentaria ha aumentado desde 2015, agravado por la pandemia, los conflictos, el cambio climático y el aumento de las desigualdades. En 2022, 258 millones de personas de 58 países atravesaron una situación de inseguridad alimentaria aguda, lo que supone un aumento del 34 % en comparación con la cifra de 2021. Además, 45 millones de niños sufrieron emaciación. Los hogares agrícolas constituyen hasta dos tercios de la población mundial que vive en situación de pobreza extrema. Si se mantienen las tendencias actuales, en 2030 seguirán viviendo en situación de pobreza extrema 575 millones de personas. De acuerdo con las previsiones, para entonces unos 600 millones de personas padecerán hambre, es decir, el 7 % de la población mundial. La proporción será la misma que en 2015, lo que significa que no se habrá realizado ningún progreso en torno al ODS 2. Además, los sistemas alimentarios actuales siguen generando contaminación y degradando el suelo, el agua y el aire; contribuyen al 28 % de las emisiones de gases de efecto invernadero; son responsables de hasta el 80 % de la pérdida de biodiversidad, y suponen hasta el 70 % del uso de agua dulce.

6. La visión de transformación se ha afianzado, y ha creado el impulso adecuado para iniciar un movimiento. Los países han tratado de articular sus respuestas a la crisis alimentaria en torno a la visión integrada que el Secretario General presentó en 2021 a los Estados miembros en el informe de balance titulado “Making food systems work for people and planet – UN Food Systems Summit StockTaking Moment+2” (Lograr que los sistemas alimentarios favorezcan a las personas y al planeta: Momento para hacer balance de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios dos años después de su celebración).

7. Desde entonces, más de 155 coordinadores nacionales de los sistemas alimentarios han tomado posesión de sus cargos, respaldados por ecosistemas nacionales de apoyo. Las 126 vías nacionales presentadas conforman las guías firmes para la transformación de los sistemas alimentarios. En los últimos meses, 107 países han compartido un relato vívido de su trayectoria en materia de sistemas alimentarios. Todo esto pone de manifiesto el liderazgo y el sentido de pertenencia necesarios para lograr progresos en relación con las prioridades de las vías, tanto en cada uno de los países como entre todos ellos. 

8. En el informe de balance se señalan las limitaciones que hay que superar. La mayoría escapan a la influencia de las autoridades nacionales. Sin embargo, en el Momento para hacer balance de los sistemas alimentarios, los países han determinado lo que es preciso para lograr todo el potencial y hacer frente a las limitaciones, en particular, lo que es esencial y se necesita con urgencia ahora mismo. El mensaje es claro.

No escasean las aspiraciones respecto a unos sistemas alimentarios que combinen el derecho a la alimentación con la consecución de los ODS para todos.

Los progresos son tangibles, pero aún queda mucho por hacer.

Es necesario adoptar medidas de forma concertada y urgente para aprovechar todo el potencial de los sistemas alimentarios.


9. Hago un llamamiento a los líderes al frente de gobiernos, instituciones financieras internacionales, asociaciones de agricultores, empresas, sociedad civil, instituciones científicas, población joven, agricultores indígenas y medios de comunicación para que den prioridad ahora a la fundación de los futuros sistemas alimentarios en torno a seis esferas que, en mi opinión, necesitan que actuemos de forma concertada:

  • Incorporar estrategias centradas en los sistemas alimentarios en todas las políticas nacionales en favor del desarrollo sostenible, los medios de vida, la nutrición y la salud de las personas, el crecimiento económico, la acción por el clima y la naturaleza, y que sirvan para hacer frente a las pérdidas posteriores a las cosechas, sin dejar a nadie atrás.
  • Establecer una gobernanza en materia de sistemas alimentarios que cuente con la participación de todos los sectores y partes interesadas en aras de un enfoque que abarque a toda la sociedad y que combine medidas a corto y largo plazo.
  • Invertir en capacidad de investigación, datos, innovación y tecnología, lo que incluye reforzar las conexiones con la ciencia, la experiencia y los conocimientos.
  • Reforzar el proceso conjunto de diseño y ejecución participativos en el que se incluya a las mujeres, los jóvenes y los Pueblos Indígenas en el plano local, mediante el intercambio de conocimientos, la programación intersectorial, la asociación de múltiples partes interesadas, las medidas basadas en el contexto y el lugar, el fortalecimiento y la diversificación de la producción y la responsabilidad mutua.
  • Promover un mayor grado de participación de las empresas, por ejemplo, a través de asociaciones público-privadas, para dar forma a la sostenibilidad de los sistemas alimentarios, y establecer y reforzar mecanismos de rendición de cuentas, reconociendo su importancia capital para los sistemas alimentarios.
  • Garantizar el acceso en condiciones favorables a corto y largo plazo a la financiación, las inversiones, el apoyo presupuestario y la reestructuración de la deuda.

En nuestras intervenciones en situaciones de emergencia, en colaboración con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y las instituciones financieras internacionales, habría que destinar un mínimo de 15 000 millones de dólares estadounidenses a inversiones inmediatas con el objetivo de proporcionar a los países ayuda urgente y protección social, en particular a los países africanos donde la tasa de hambre duplica el promedio mundial. La recomendación del Grupo de Respuesta a la Crisis Mundial de las Naciones Unidas sobre la creación de un fondo de financiación de las importaciones de alimentos y el mecanismo de almacenamiento de alimentos de la Quinta Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Países Menos Adelantados deben ponerse plenamente en marcha. Hay que evitar los obstáculos al comercio, las subvenciones perjudiciales y las restricciones a la exportación, y abordar el acaparamiento y el comportamiento especulativo. Debemos garantizar la apertura, la integridad y la transparencia de los mercados, así como la resiliencia de las cadenas de suministro.

El estímulo de los ODS puede cambiar las reglas del juego y garantizar el margen fiscal y el acceso a los recursos, incluida la recanalización de los derechos especiales de giro a través de los bancos multilaterales de desarrollo y otros titulares prescritos, al objeto de acelerar la transformación de los sistemas alimentarios, otras transiciones nacionales de desarrollo, y proporcionar un alivio inmediato a los países en desarrollo.

10. También debemos adaptar la puesta en práctica de las vías nacionales de transformación de los sistemas alimentarios a las continuas actualizaciones de las contribuciones determinadas a nivel nacional y los planes nacionales de adaptación en materia de acción por el clima. Como prioridad, se deberían incluir la adaptación de los sistemas alimentarios al cambio climático y las pérdidas de servicios ecosistémicos, así como las inversiones para aumentar la resiliencia de los sistemas agrícolas y reducir la vulnerabilidad de los productores de alimentos que dependen de esos recursos naturales.

11. Están en marcha muchas iniciativas internacionales que servirán de apoyo a la transición alimentaria y a otras transiciones hacia el desarrollo sostenible en consonancia con los ODS y el Acuerdo de París. Ahora bien, es necesario garantizar una mayor coherencia y colaboración, y reducir la duplicación y la carga de la actuación a nivel nacional.

12. Para reducir la vulnerabilidad y las dificultades a las que se enfrentan las comunidades y las personas —en particular las comunidades rurales, los productores de alimentos, las mujeres agricultoras y los Pueblos Indígenas, que dependen de los sistemas naturales y de la ganadería para su subsistencia—, el diseño y la puesta en marcha del Fondo de Pérdidas y Daños de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la plena capitalización del Fondo Verde para el Clima y la iniciativa Alimentación y agricultura para una transformación sostenible de la Agenda para la Adaptación de Sharm El Sheik deben ser las prioridades de primer orden. En el informe del Grupo de alto nivel de expertos sobre los compromisos de los actores no estatales se ofrecen orientaciones para que las empresas dedicadas a la alimentación y la agricultura fijen metas relacionadas con el clima que sean plausibles y verificables a la hora de reducir las emisiones de dióxido de carbono y mantener vivo el objetivo de limitar el calentamiento del planeta a 1,5 °C.

13. Los participantes del Momento para hacer balance de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios dos años después de su celebración, en julio de 2023, están compartiendo su creciente concienciación sobre las dificultades, su ambición por obtener resultados y su compromiso con la acción colectiva. Los dos años transcurridos desde 2021 han presenciado cómo se comprende de forma más amplia y profunda la necesidad urgente de cambiar los sistemas alimentarios mundiales y las oportunidades de hacerlo de forma que sean inclusivos y aporten cambios a las realidades sociales, económicas y medioambientales para impulsar medidas que mejoren la vida de muchos millones de personas, especialmente de las mujeres y los jóvenes.

14. En los próximos años, el Centro de Coordinación de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios centrará su labor en mejorar la capacidad de los coordinadores nacionales de los sistemas alimentarios para dirigir procesos nacionales inclusivos, contribuir a una red de coordinadores, optimizar los ecosistemas nacionales de apoyo, aprovechar las coaliciones internacionales, coordinar las entidades de las Naciones Unidas y alinearse con otros actores. El Centro también se valdrá la recién creada Ventanilla para la transformación de los sistemas alimentarios del Fondo Conjunto de las Naciones Unidas para los Objetivos de Desarrollo Sostenible, mediante la que se pretende recaudar 100 millones de dólares estadounidenses para finales de 2024; del ecosistema de apoyo en el ámbito de la ciencia y de otras partes interesadas para promover procesos de transformación de los sistemas alimentarios basados en datos objetivos y en los que participen múltiples partes interesadas.

15. Todo el sistema de las Naciones Unidas mejorará la coordinación y las asociaciones, entre otros, con las instituciones financieras, los bancos nacionales públicos y los bancos multilaterales de desarrollo, para hacer realidad la transformación de los sistemas alimentarios en beneficio de todas las personas de los 150 países que ya se han embarcado en este proceso, y de las demás partes interesadas que se unan al esfuerzo en los meses y años venideros. Los tres organismos con sede en Roma (esto es, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el Programa Mundial de Alimentos y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola) intensificarán su compromiso apoyando y aprovechando la labor del Centro de Coordinación de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, y seguirán coordinando, orientando e inspirando la acción en los ámbitos mundial, regional, nacional y local.

El Momento para hacer balance de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios dos años después de su celebración servirá de base para los próximos procesos, como la Cumbre sobre los ODS, la 28.ª Conferencia de las Partes y la Cumbre del Futuro de 2024.