Datos, diálogo y determinación: un joven investigador reinventa los sistemas alimentarios en la India

Alokita Jha
14/05/2025

Para Alokita Jha, la comida no es solo sustento, sino también historia, ciencia y estrategia.

Con sede en la India, Alokita está ayudando a dar forma al futuro de los sistemas alimentarios mundiales, no desde un ministerio o una oficina corporativa, sino desde la intersección entre la investigación, la narración de historias y la defensa de la juventud. Es en parte científica de datos, en parte portavoz política y en parte movilizadora comunitaria: un nuevo tipo de líder en un campo en el que la juventud ha sido considerada durante mucho tiempo como futuros interesados, en lugar de actores actuales.

Actualmente, Alokita es investigadora de datos en la Red de Aceleración de Capacidades (CAN), auspiciada por el Laboratorio de Acción contra la Pobreza Abdul Latif Jameel (J-PAL) del sur de Asia y ubicada en el Instituto Internacional de Investigación de Cultivos para las Zonas Tropicales Semiáridas (ICRISAT). Trabaja con enormes conjuntos de datos que registran la interacción entre el clima, la agricultura y la salud. Su objetivo: hacer que la ciencia sea útil para los responsables de la toma de decisiones y significativa para las comunidades.

«No se trata solo de publicar resultados», afirmó. «Se trata de convertir los datos en algo que ayude a las personas a tomar mejores decisiones, especialmente en los lugares donde la vulnerabilidad es mayor».

La trayectoria de Alokita en este trabajo comenzó sobre el terreno. Cuando era estudiante de posgrado, trabajó con comunidades tribales reasentadas y fue testigo de cómo las crisis climáticas y la mala alimentación estaban desestabilizando tanto los medios de vida como las identidades.

«Esa experiencia cambió mi perspectiva. Me di cuenta de que los sistemas alimentarios no son solo problemas técnicos, sino también sociales, ecológicos y profundamente personales».

Según ella, este sentido de conexión fue lo que más tarde la atrajo al Programa de Liderazgo de la Juventud (YLP), respaldado por el Ministerio Federal Alemán de Cooperación Económica y Desarrollo. A través del YLP, tuvo la oportunidad de conocer herramientas como la elaboración de mapas de políticas y la planificación de escenarios, pero, lo que es más importante, aprendió el poder de la narración.

«Las cifras son importantes, pero son las historias las que conmueven a la gente», afirma. «El YLP me ayudó a ver cómo combinar las pruebas y las emociones de manera que influyan tanto en las comunidades como en los responsables políticos».

 

Es una habilidad que ahora aplica en múltiples frentes. En la India, Jha está trabajando para establecer una sección nacional del Foro Mundial de la Alimentación, creando un espacio en el que la juventud pueda codirigir la transformación de los sistemas alimentarios. El modelo aúna investigación, promoción y participación pública, empoderando a la juventud para que ayude a establecer las prioridades nacionales en materia de alimentación y agricultura.

En 2024, fue punto de contacto de YOUNGO, la juventud de las negociaciones climáticas de la ONU, y representó las voces de la juventud en la COP29 y otros foros. Su mensaje es claro: la juventud del Sur Global no solo debe ser incluida, sino que debe ayudar a dar forma a la agenda.

«La juventud ya está liderando nuestras comunidades», dijo. «Nuestras ideas, especialmente en las regiones vulnerables al clima, son vitales».

Sin embargo, tender puentes entre la ciencia y la política conlleva retos. Los datos pueden ser complejos. La elaboración de políticas es lenta. Y la brecha entre los marcos globales y las realidades locales suele ser amplia. Pero Alokita no se desanima.

«Intento desarrollar soluciones conjuntamente con los actores locales: crear indicadores de forma conjunta, formular mejores preguntas, hacer que la ciencia cale», afirma. «Se trata de diseñar investigaciones que sean realmente útiles sobre el terreno».

Cuando el trabajo se vuelve pesado, ella saca fuerzas de la resiliencia de las comunidades con las que ha trabajado y de la energía del movimiento de la juventud del que forma parte.

«El cambio es lento, pero está ocurriendo», afirma. «Y lo lideran personas que creen en algo mejor».

Esa creencia es lo que la impulsa: la idea de que los sistemas alimentarios pueden ser justos, que las políticas pueden basarse en la experiencia vivida y que la ciencia, cuando se combina con historias humanas, puede transformar verdaderamente la forma en que nutrimos tanto a las personas como al planeta.