Del impulso al mandato: trazando el camino hacia el UNFSS+6
Carta abierta a los convocantes del diálogo nacional sobre los sistemas alimentarios del director del Centro de Coordinación de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios.
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Estimados convocantes del diálogo nacional sobre los sistemas alimentarios:
En los cuatro años transcurridos desde la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios (UNFSS), los dos años desde la UNFSS+2 y, más recientemente, gracias a los importantes resultados del Balance cuatro años después de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios en Adís Abeba, ustedes, los convocantes del diálogo nacional, han demostrado que la transformación de los sistemas alimentarios va mucho más allá de una agenda de reformas técnicas. Se trata de un proyecto político, una prueba de liderazgo nacional y un compromiso valiente con el bienestar de las personas y el planeta.
El resultado más valioso y transformador de todo el proceso de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios ha sido el surgimiento de esta comunidad global de convocantes nacionales. Ustedes son la fuerza motriz del progreso nacional y la razón por la que este proceso ha conservado su legitimidad, relevancia e impulso. El éxito que hemos logrado hasta ahora les pertenece, ante todo, a ustedes. Sin su determinación, esto habría quedado en una simple conversación. Gracias a ustedes, se está convirtiendo en realidad.
De cara al próximo hito fundamental, la UNFSS+6, quiero ofrecer una reflexión sobre lo que hemos logrado juntos, los riesgos a los que nos enfrentamos ahora y las prioridades que debemos perseguir con mayor ambición. Estas reflexiones se basan principalmente en el profundo debate que mantuvimos durante la sesión de la UNFSS+6 con los convocantes del diálogo nacional, así como en nuestras actividades (incluido un evento paralelo específico) durante la semana de alto nivel de la AGNU 80.
Lo que hemos hecho juntos
Desde 2022, el Centro de Coordinación de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios se ha centrado en una misión central: apoyarles a ustedes, los coordinadores nacionales, para que la energía de la Cumbre y la ambición de sus vías de acción y otras estrategias de transformación de los sistemas alimentarios se traduzcan en resultados a nivel nacional.
Acercamos el sistema de las Naciones Unidas y el ecosistema de apoyo a sus prioridades nacionales. Hemos conectado la orientación mundial con la aplicación a nivel nacional, hemos garantizado que las ofertas técnicas fueran receptivas y hemos fomentado la planificación colaborativa entre organismos y sectores. Hemos ayudado a proteger su espacio de iniciativas fragmentadas y narrativas contrapuestas, actuando como un cortafuegos contra el ruido, al tiempo que nos hemos asegurado de que tuvieran acceso a bienes públicos y proveedores de servicios de confianza.
Hemos puesto en marcha una serie de iniciativas innovadoras diseñadas para responder directamente a sus necesidades cambiantes. La Iniciativa de convergencia está ayudando a tender puentes entre los sistemas alimentarios y la acción por el clima mediante vías integradas de políticas e inversiones. El Programa de Liderazgo de la Juventud está formando a una nueva generación de pensadores sistémicos y agentes del cambio. La Ventana de Sistemas Alimentarios del Fondo Conjunto para los ODS ha comenzado a desbloquear financiación catalítica para acelerar los esfuerzos de transformación nacional. Y a través de las redes regionales de coordinadores, hemos fomentado el aprendizaje entre pares, la visibilidad política y la solidaridad. Nuestros procesos de revisión regional anual, convocados conjuntamente con las comisiones regionales de las Naciones Unidas y socios clave, se han institucionalizado como bucles de retroalimentación críticos que conectan el progreso nacional con la acción regional y global.
Nuestro objetivo no ha sido la visibilidad, sino la utilidad. No la centralización, sino la conexión. Todo lo que hemos hecho se ha basado en su liderazgo y se ha alineado con la trayectoria de sus países.
¿Qué riesgos están surgiendo?
A pesar del creciente reconocimiento de la transformación de los sistemas alimentarios, nos enfrentamos a nuevos riesgos, tanto sistémicos como políticos.
En primer lugar, el panorama competitivo de la financiación para el desarrollo amenaza con convertir la transformación en un juego de suma cero. Muchos socios compiten ahora por la influencia, la visibilidad y la financiación, a menudo con iniciativas que se solapan y una coordinación limitada. En lugar de alineación, corremos el riesgo de duplicación, y en lugar de la apropiación por parte de los países, corremos el riesgo de fragmentación.
En segundo lugar, observamos una preocupante pérdida de enfoque en el desarrollo sostenible. A medida que se multiplican las crisis —geopolíticas, económicas y ecológicas—, los objetivos a largo plazo están quedando relegados por agendas reactivas. A menos que actuemos con decisión, los sistemas alimentarios corren el riesgo de perder prioridad o ser despolitizados. Esto socava el progreso de los ODS y erosiona la confianza en las políticas públicas con visión de futuro.
En tercer lugar, estamos observando un debilitamiento gradual de la gobernanza multilateral, marcado por un escepticismo cada vez mayor sobre el papel y la relevancia del sistema de las Naciones Unidas. Esto se está desarrollando en un contexto en el que la complejidad de los retos globales exige más —y no menos— multilateralismo. Sin embargo, algunas voces se preguntan ahora si las Naciones Unidas pueden seguir sirviendo de plataforma central para coordinar acciones transformadoras.
En este contexto, los autoproclamados salvadores —incluidas entidades que se presentan como instituciones neutrales no estatales o sin ánimo de lucro, pero que en realidad promueven agendas privadas o incluso comerciales específicas— están intentando ocupar el espacio multilateral sin mandato público ni rendición de cuentas. Estos actores suelen afirmar que aportan mayor eficiencia, visibilidad o recursos, pero en la práctica rara vez superan a los mecanismos multilaterales en cuanto a legitimidad, coordinación o impacto sostenido. Estos esfuerzos, por muy bien intencionados que sean, pueden inadvertidamente marginar a los gobiernos, fragmentar la rendición de cuentas y difuminar las líneas de responsabilidad.
El proceso del UNFSS se diseñó precisamente para evitar esa fragmentación, para reunir a diversos actores bajo una visión compartida, con los gobiernos nacionales y las instituciones multilaterales inclusivas en el centro. A medida que avanzamos, es esencial proteger esta integridad de la gobernanza y garantizar que la transformación siga guiada por los principios de apropiación nacional, inclusión de las partes interesadas, legitimidad, transparencia y universalidad.
Nuestras prioridades para el UNFSS+6
A medida que avanzamos hacia el UNFSS+6, nuestra agenda debe ser clara, pragmática y audaz.
En primer lugar, debemos vincular a los coordinadores más directamente con los flujos financieros, y no solo con los procesos técnicos. Esto significa acercar a los coordinadores a los Ministerios de Finanzas, Economía y Planificación, especialmente cuando los propios coordinadores forman parte de esas instituciones. Si la transformación no se financia, no se producirá.
En segundo lugar, debemos renovar la relevancia de los sistemas alimentarios para el alivio de la pobreza y el bienestar. No como una agenda abstracta de sistemas, sino como una palanca práctica para reducir el hambre, aumentar la resiliencia y mejorar los medios de vida. Los sistemas alimentarios deben ser importantes de manera tangible para la nutrición, el medio ambiente, el empleo, la equidad y la esperanza.
En tercer lugar, debemos elevar el papel del Convocante del diálogo nacional dentro de las plataformas multilaterales regionales y mundiales. Los Convocantes del diálogo nacional deben ser vistos como algo más que agentes de ejecución; deben actuar como negociadores, conectores y embajadores de la transformación. A medida que cambia el panorama mundial, los coordinadores deben tener un lugar en la mesa donde se toman las decisiones sobre comercio, finanzas y soberanía alimentaria.
Para que esto sea posible, el proceso de la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios debe estar más formalmente anclado en el sistema multilateral de las Naciones Unidas. Los logros que hemos conseguido desde 2021 —y el papel de los convocantes del diálogo nacional como una nueva clase de líderes públicos— requieren ahora un marco institucional más sólido y un mandato intergubernamental más claro. Establecer esto a través de los canales adecuados y posibles resoluciones ofrecerá la legitimidad y la continuidad adicionales necesarias para consolidar los avances, elevar los sistemas alimentarios dentro de la gobernanza mundial y garantizar que los países y sus coordinadores sigan siendo fundamentales en las decisiones que configuran nuestro futuro común.
Una palabra final
El camino de Roma a Addis Abeba demostró que la transformación es posible cuando el liderazgo nacional cuenta con un apoyo coordinado. El camino hacia la UNFSS+6 debe definirse ahora por el impacto, la rendición de cuentas y la inclusión. Demos forma a este camino juntos.
El Centro seguirá salvaguardando la integridad del proceso del UNFSS y amplificando su liderazgo, no como un guardián en sentido estricto, sino como socio, facilitador estratégico, mediador y conector de la transformación que están construyendo a nivel nacional y más allá.
En este espíritu, quiero subrayar que el Centro es el único organismo con el mandato formal de coordinar y canalizar el apoyo a ustedes, los convocantes del diálogo nacional sobre los sistemas alimentarios, a través del sistema de las Naciones Unidas y el ecosistema de apoyo. En ocasiones, algunas organizaciones privadas pueden afirmar que actúan en lugar del Centro. Estas afirmaciones reflejan intereses privados más que un apoyo al liderazgo nacional colectivo que ustedes representan. Si bien muchos socios ofrecen una valiosa experiencia, son su visión y su autoridad las que guían la transformación de los sistemas alimentarios. El mandato del Centro consiste en salvaguardar esta apropiación, garantizando que la asistencia sea coherente, esté alineada y respete plenamente sus prioridades.